La base del antirracismo está en el cambio

Seamos sinceros. Los cambios son difíciles.

No es fácil concentrarse en los cambios, con tanto trabajo en marcha, tantos problemas que resolver en el día a día, las políticas de oficina, el ruido, los correos electrónicos, las llamadas por Zoom…

No sabemos por dónde empezar, ni cuáles serán nuestras prioridades.

Puede que no dominemos bien un idioma, o que no sepamos cómo ser los primeros en tomar la palabra.

Es posible que no comprendamos bien algún tema; por ejemplo, puede que no seamos conscientes de las formas de racismo que existen nuestro lugar de trabajo.

Tal vez también tengamos miedo de poner en peligro nuestro empleo si tomamos medidas o somos nosotros los que iniciamos las conversaciones.

Quizás sintamos miedo de lo que nuestros compañeros puedan pensar si sacamos el tema del racismo.

Nos encontramos sin tiempo ni espacio para pensar.

Sin embargo, las cosas difíciles de la vida, ésas que nos hacen sentir incómodos, son las que más merecen la pena. Está bien tener miedo al cambio, pero no está bien ignorar el estado actual del sector de la ayuda humanitaria.

Si nuestra manera de pensar se abre al universo de posibilidades de cambio social, entonces podemos aceptar que todavía hay mucho trabajo que hacer para lograr ese cambio.

Los líderes valientes, como tú, pueden abordar temas que resulten incómodos. También tú puedes hacerlo poco a poco. Al fin y al cabo, Roma no se construyó en un día (y seguro de que también tuvo problemas durante su construcción).

Aquí van cinco consejos para empezar:

  1. Detente y piensa, aunque solo sea por 20 minutos. Lee sobre el racismo. Escucha a tus colegas.
  2. Prepárate para cometer errores. No es posible hablar de racismo sin cometer errores. Recuerda que los errores son parte del viaje.
  3. Reconoce que quedarse en silencio o ignorar el racismo no es la respuesta. Tampoco son características de un liderazgo valiente.
  4. Entiende que el racismo puede ser un tema incómodo del que hablar. Sin embargo, dejar de hablar de tus propios privilegios y de la opresión que sufren los demás, sólo porque te hace sentir incómodo, es también una forma de mostrar tus privilegios.
  5. Reconoce que no tienes respuestas para todo. Los líderes y las culturas organizacionales valientes saben que las respuestas se encuentran en la colaboración y que además requieren pensamientos diversos e independientes.

Hablemos. Todos tenemos nuestras propias limitaciones y podemos forjar nuestro propio camino.

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Un paso adelante es mejor que ninguno.

Cinco pasos crean impulso.